Si mis manos llegan hasta ti, y te traen a mi mundo
de arena y sal,
me pregunto, donde quedaría el pudor,
si en esta playa desierta solo la imaginación
es nuestra compañía, y
nuestra piel la ropa que nos cubre.
Mi boca se agrieta sin tus besos,
tu alimentas mis dulces y mis pecaminosos deseos.
El aire nos embriaga y el olor a salitre,
nos envuelve en el mas sublime ardor
de la pasión.
Ni las corrientes de las olas puede detener
el fuego que emanamos.
Las horas se detienen, y solo escuchamos
nuestros jadeos, el aire abrasador
se entrega a nuestra piel.
Solo el cielo y la inmensidad del océano
es testigo del placer al que me entrego,
en tus brazos, en tu cuerpo... en tus besos.