martes, 3 de enero de 2012

NUESTRO TESTIGO

Si mis manos llegan hasta ti, y te traen a mi mundo 
de arena y sal,
me pregunto, donde quedaría el pudor, 
si en esta playa desierta  solo la imaginación 
es nuestra compañía, y 
nuestra piel la ropa que nos cubre. 
Mi boca se agrieta sin tus besos, 
tu alimentas mis dulces y mis pecaminosos deseos.
El aire nos embriaga y el olor a salitre,  
nos envuelve en el mas sublime ardor 
de la pasión.
Ni las corrientes de las olas puede detener 
el fuego que emanamos.
Las horas se detienen, y solo  escuchamos 
nuestros jadeos,  el aire abrasador  
se entrega a nuestra piel. 
Solo el cielo y la inmensidad del océano 
es testigo del placer al que me entrego, 
en tus brazos,  en tu cuerpo... en tus besos.