Crecí con el impetu de la juventud dolorosa,
la cual te arranca sonrisas entre lagrimas,
dejando mas de una herida en el corazón.
Vi la luz en los ojos ajenos, y presencie tormentas en mi alma.
Sentí el rumbo disperso, entre nubes circunstanciales
y espinas venenosas .....
Agote mis sonrisas, creyendo morir en la tristeza,
sintiéndome en un túnel sin salida..
pero así es la preciosa juventud, nos hace sentir que
no hay nada mas importante que el momento que vivimos.
Que el mañana es tan lejano que casi no existe,
que los desamores te arrancan el alma,
dejando un vació infinito en el corazón.
La rebeldía del amor no tiene edad, creemos
que solo vive en los jóvenes y en los impetuosos
corazones de la adolescencia.
En mi camino he vistos tantos ciegos por amor, y en muchas ocasiones yo también he compartido el estado locuaz que te impulsa el amar, pensamos que con el paso de
los años dejaremos de sentir tal locura ...
creemos madurar con la edad,
quizás las experiencias nos hacen ver la vida diferente,
y sumado a las responsabilidades que traen consigo el tiempo
nos toca crecer sin desearlo.
Amaba mi años pasados, mis locuras, mis carreras sin frenos.
No puedo decir que he madurado,
solo me he dejado arrastrar por el tiempo
que trae el afán de volvernos viejos.
Pero el alma .. esa no se arruga, y mantiene
fresco el ímpetu de la rebeldía de la adolescencia.
